Todos los seres vivos en este planeta tienen sus propios mecanismos de percepción y conocimiento, tanto del entorno como de sí mismos. El ser humano tiene cinco sentidos que se expresan a través de sus correspondientes órganos de percepción. Estos órganos (que son el oido, la vista, la piel, la lengua y la nariz) están capacitados para recibir señales en forma de vibración y enviarlas al cerebro donde se interpretan como imágenes, sonidos, etc. Si tenemos en cuenta el rango de vibración que usan nuestros sentidos, vemos que ocupan una pequeña parte del espectro conocido. A modo de ejemplo veamos el rango de la visión.
Como se ve en el diagrama de arriba vemos que el rango de frecuencias que perciben nuestros ojos ocupa sólo un pequeño espacio del amplio espectro conocido. ¿Porqué menciono esto? Pongamos un ejemplo:
Supongamos que tenemos una imagen de una mujer como la de abajo, algunos la reconocerán y podrán opinar sobre ella, que es bonita, joven, etc. Estas valoraciones están basada en un marco de belleza que hemos asumido social y personalmente.
Bien, supongamos ahora que nuestro rango de visión no fuera el que tenemos ahora sino que nuestros ojos percibieran dentro del rango del infrarrojo. En este caso la imagen que percibiríamos de esta mujer sería como la imagen de abajo.
Por lo tanto, frente a este nuevo (supuesto) rango de visión se nos diluye la capacidad de valorar la belleza o juventud de esta persona. Pues esto también ocurriría si cambiamos los rangos de vibración de los otros órganos. ¿A dónde quiero llegar con esto? Por ahora sólo quiero mostrar que nuestros sentidos físicos sólo nos muestra una visión particular y limitada de lo que puede ser la realidad pues sólo interpretamos ésta a partir de una pequeña fracción del enorme mundo de frecuencias que abundan a nuestro alrededor.
Pero esto es sólo el principio. Compliquemos un poco más la cosa...
¿Cómo se interpreta lo que nuestros sentidos perciben?
Nuestros sentidos reciben señales que son transmitidas al cerebro y... ¿Cómo interpreta el cerebro estas señales?
El cerebro tiene la capacidad de almacenar información y recuperarla cuando se necesite y, a esta capacidad, se la llama memoria. Pero ¿cómo es que se registra en nuestra memoria la noción, por ejemplo, de un perro? Esta noción o conocimiento de un objeto que llamamos perro se va construyendo de a poco, desde que somos pequeños vamos incorporando percepciones de todo tipo que aún no podemos identificar y clasificar (es decir dar nombre y forma); a medida que vamos desarrollando nuestra capacidad racional pasaremos a poder identificar y relacionar los objetos percibidos por nuestros sentidos. Al punto que, en algún momento, podremos clasificarlos y diferenciar entre, por ejemplo, diferentes tipos de perros por su tamaño, color de pelo, etc.
Esta funcionalidad de la mente (no es la única) trabaja por asociación y comparación. Es decir que todo objeto captado por nuestros sentidos es interpretado gracias a los contenidos de nuestra memoria. Por ejemplo, sólo puedo decir que un perro es grande porque en mi memoria existen contenidos de otros perros que no eran tan grandes, puedo catalogar algo como bello porque existe en mi memoria algo no tan bello. Por lo tanto esta función tiene una naturaleza dual pues requiere del mecanismo de comparación para su funcionamiento.
¿Quién interpreta lo que nuestros sentidos perciben?
Ahora el tema se pone interesante...
Es evidente que a lo largo del día nuestros sentidos captan infinidad de percepciones, ruidos, olores, objetos visibles, etc. ¿Pero qué es lo que hace que, de algunos de ellos seamos conscientes y de otros no? No siempre nos percatamos de todo lo que percibimos, no "miramos" todo lo que nuestros ojos "ven". Este entrecomillado esta puesto adrede para diferenciar un punto muy importante en el mecanismo de percepción, y es que, por ejemplo, los ojos "ven" (registran) todo aquello que les llega a través de ellos mientras que sólo "miramos" (interpretamos) aquello en lo que ponemos "ATENCIÓN".
Pero, ¿qué es la atención? La definición mas aceptada es "El acto o la facultad de dirigir la mente a algo", es decir que para prestar atención debe haber una primera "intención" seguida de la "voluntad" para lograr dirigir la atención a algo en concreto. Ahora, la Intención surge del deseo de realizar algo, y la voluntad es la fuerza que lleva al acto esa intención, y se traduce como la herramienta necesaria para ejercer la atención.
Vamos a poner un ejemplo sencillo que, desafortunadamente, nos sucede de manera frecuente. Supongamos que estoy tomando un café con un amigo y me está contando una historia que le ocurrió el día anterior. Yo le estoy escuchando atentamente hasta que de repente ve viene a la cabeza un problema que tengo que resolver, en ese momento dejo de prestarle atención (aunque deje la cara de interés por lo que está diciendo) y me enfoco en mi problema. ¿Qué ha ocurrido aquí? Primero que lo que me está contando no me suscita mucho interés y, en cuanto aparece en mi mente el problema que deseo resolver, que me interesa mas que lo que me cuenta mi amigo, la voluntad direcciona mi intención a llevar la atención a dicho problema (esto que nos sucede habitualmente se explicará en profundidad en el próximo artículo).
Resumiendo lo dicho hasta ahora, nuestra percepción de la "realidad" es parcial y limitada a la capacidad de nuestros órganos de percepción, más adelante veremos que no estamos limitados a ellos. Que nuestra mente racional conoce por comparación en base a contenidos de nuestra memoria y lo hace dentro de una función dual (compara una cosa con otra) y, por último, que para que nuestras percepciones pasen a nuestra mente consciente debemos focalizar nuestra atención en ello.
En el siguiente post avanzaremos mas profundamente en el acto del conocimiento
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